Las etapas de un proyecto documental colaborativo –los preliminares de preproducción y concepción, el rodaje en sí, el trabajo de posproducción hasta la copia definitiva por capítulo, la inexistente promoción y el lanzamiento por internet- requieren transformar las debilidades estratégicas en táctica accional y proceder apropiándose de discursos existentes para lograr que la fuerza del que “manda” o “realiza” se vuelva “contra él.” Un documental colaborativo debe verse como un pastiche vinculado a las asimétricas relaciones de poder engendradas por el colonialismo donde el sincretismo es una negociación traumática y dolorosa, terrible y sangrienta, que implica resistencia y entrega:
¿Ceder “poder” para resistir? ¿Cómo podría hablarse de una emergencia identitaria apelando a lo que ya ha sido arrasado y se conserva sólo cual souvenir? “Oficialmente, la identidad nacional latinoamericana ha sido definida, con frecuencia, como híbrida por ideologías hipócritamente integracionistas, que pasan por alto ciertas “sutilezas” del tema de las hegemonías raciales”. (Stam, R. (1998) pp 160 – 161). La diversidad caótica y contradictoria de la estética kitsch de la actualidad. El mismo uso del término ACTUAL cuando éste se ajusta a la fuerza constituyéndose en ambages / mezclotes rizomáticos esquizoides de épocas históricas en medio del transcurrir aparencial de la sociedad líquida donde ya nadie se toca o se mira, todos cómplices del crimen modal de la ansiedad aquí y ahora vivido con permanente nostalgia a múltiples velocidades determinadas por desarrollos accidentados entre residuos y aparentes nuevos nacimientos –ouroboros-, el sutil mecanismo de diseminación de géneros múltiples y diversos en el discurso comunicacional de cortar y pegar con lenguaje callejero implícito propio de la retórica política contemporánea, tan invasiva de la conciencia individual, y ante la que pareciera no existir ninguna posibilidad de aislamiento puesto que se muestra como contentora de las dialécticas y memorias de existencia previa que apuntalan o cimientan frágiles bases de redención estratégica de lo marginado y todo aquello que se considera otredad. Pero, ¿otredad con respecto a qué homogénea igualdad? ¿Aquella que, igualmente impuesta, denigra y crea a la basura observada de reojo por el ángel cronópico suicida de Walter Benjamin? ¿Una basura histórica construida a través de fragmentos aparentemente insignificantes y estados psíquicos estigmatizados por formas literarias cual espadas blandidas por los débiles? ¿Sobrantes cromosaturaciones repetidas hasta convertirse en marca? Pienso en Modligiani firmando aquel lienzo para aquella doña que le devolvió la pieza porque no tenía firma: Se la estampó en cinerama: “Para los cineastas sin grandes recursos, el minimalismo en el uso de película no editada es al mismo tiempo una necesidad práctica y una estrategia artística”. (Stam, R. (1998) pp 164). Porque muchas veces, materiales rodados -sin valor argumental aparente– refuerzan la línea narrativa de fragmentos mediante el proceso alquímico reflexivo propio del análisis materialista histórico, transmutándose en armas de construcción masiva de conciencia de lucha de clases en los movimientos populares y en instrumentos de destrucción de la hipócrita legalidad burguesa usufructuaria. Plusvalía ideológica. En palabras de Robert Stam: “Se trata de extraer belleza de las mismas entrañas de la carencia”, negación de la negación a la negación de lo que ha sido negado o la negación del acto mismo de la negación como forma de afirmación de la historia no contada o de la versión que la historia oficial subraya al ocultarla, visión romantizada por la memoria del autor que se atreve a relatarla con plena conciencia de que la concepción misma de “otredad” ha sido autoimpuesta, incluso sin conciencia del acto mismo de aceptación del orden injusto de una sociedad establecida sobre relaciones de explotación del hombre por el hombre, de la mujer por el hombre, del hombre por la mujer, de la mujer por la mujer. Mendrugos. Retazos. Escombros. Arte de la discontinuidad. Ruptura cronológica para atemporalizar y subrayar la contradicción apelando a la memoria mientras se la construye rebeldemente, una nueva tradición hecha cual colcha de retazos o jamming o cadáver exquisito, poética cual movimiento del sueño, escondida tras la apariencia de subdesarrollo porque no aspira a la visión occidental del progreso, hecha como quien “no manejase bien todo proceso técnico canonizado”. Citando a Andrei Tarkovski, cineasta de cineastas, escultor del tiempo: “Hago el mismo esfuerzo que haría un animal o un niño para entenderlo”. Un niño que creyó ser joven que creyó ser hombre que creyó ser niño con “todos los mundos viviendo un mismo momento histórico en modalidades mixtas de subordinación o dominación” (Stam, R. (1998) pp 165), porque no es el payolado el que otorga cualidad de vanguardia al vanguardista: ES SU ACCIONAR Y OBRA. Así, el audiovisual será tapiz del pensamiento que se superpone a la estructura dramática aristotélica o tragicómica – exposición, identificación, suspenso, pathos y catarsis – porque los medios audiovisuales del establishment pautan reglas y terminan institucionalizándolas para un ser humano consumidor de contenidos convenientes al “poder” que cree serlo.
No todo es clasificable. Hay piezas únicas, icónicas, irrepetibles. Narrativa visionaria contra toda posibilidad de institucionalización. Se consolidan en la ilusión del tiempo. Sólidas. Duraderas. Y hacen público porque se constituyen en retratos de gente “común” que resulta más noble que la gente “noble” cuyos comportamientos han llegado a ser comunes y perniciosos, relatos que desobedecen códigos acordados entre la historia del arte y la crítica que “orienta” a espectadores “comunes”. En un mismo instante y espacio retratan vidas conectadas de forma inaparente. Casualidades extrañas cual red universal. Rompecabezas austerianos complejos como la vida. Polifonías de múltiples conciencias irreductibles y desestimadas por las neuronormatividades intolerantes. En ellos, aunque exista una idea en apariencia controladora como músculo sostén guion concepto sintetizador del que parten y fluyen temas, motivos, decisiones estratégicas corales unidas en esta sola idea que desemboca en final feliz o triste o irónico, es la naturaleza humana dialéctica y contradictoria la que termina expresándose: Multitramática. La lucha del narrador – en mi caso – por lograr el objetivo: terminar de contar la historia que quiero contar. La sugerencia. Los acontecimientos que desestructuran de principio a fin, el antiguion armazón dramático y línea argumental en torno al cual se deconstruye, que depende siempre de las decisiones que tome en el momento del registro marxístico robinsoniano, un yo protagonista activa una lucha contra fuerzas externas antagonistas a la persecución de su deseo a lo largo de un tiempo continuo con final cerrado absoluto e irreversible, arquitrama en torno al cual se va contando y desglosando todo sin columna vertebral cual disimulo: por ejemplo, la idea del asesinato de Chávez por parte de parte de sus círculos más íntimos como la misma víctima sugeriría en líneas narrativas que se entremezclan a lo largo de sus últimos discursos podría ser el tema que mantenga unida a toda una realización documental colaborativa. En un caso como el mencionado no habría búsqueda de pruebas porque cada elemento narrativo haría presencia por la relación que mantiene con todos los demás elementos: las razones pueden ir apareciendo a medida que se desarrolla la trama donde las sugeridas razones harían que un hipotético público encuentre la unidad en la misma medida que vaya armando la trama que invita a seguirla. En el desarrollo, a su vez, se desarrollarían – valga la redundancia - minitramas: se parte de la idea central y luego se va deconstruyendo en pequeños subtramas. Se trata bien entonces de una arquitrama donde se acentúa el conflicto externo: Por ejemplo, la idea “paranoide” de que no se me permite terminar la realización antes mencionada por la constante intervención de una serie de actores antagonistas –familiares incluso- que desean que la línea narrativa sucumba por contradicciones ligadas disimuladamente a mi psicología neurodivergente autoral y obsesiva. Sin embargo, los hechos van demostrando lo razonable de mis argumentos desarrollados coyunturalmente por capítulo y aunque intento destacar la batalla que se produce dentro de mí - mis propios pensamientos, mis sentimientos y anhelos, así como también la hilación de los mismos en torno a cada lectura que hago para reforzar, direccionar mi tema e ir tejiendo desde mi obstinada posición y emoción - todo va mostrándose subsumido en una línea escrita hace siglos: Porque es la misma letanía indigenista descrita por Picón Salas en sus viejos y nuevos mundos y el lamento laberíntico de Jonuel Brigue ante el taita sentado en la roca que habló ya, salvando las distancias. Entonces, ¿cómo montar un plan de rodaje y presupuesto ante el semejante reto literario que presenta la realización de éste proyecto?
La nueva economía denuncia crisis de las ideologías, crisis de los mapas conceptuales cognitivos, carencia - ¿o ausencia? - de categorías de interpretación, pero no es más que la excusa y justificación canchera de los neoconservadores que no quieren transformar sino adaptarse. Estos neocons son incapaces de interpretar correctamente el espíritu de época porque para ellos la sociedad de la información y el conocimiento no coincide con las sociedades nacionales. Aunque hablen de hacer interconexiones de carácter inclusivo y no excluyente, los neocons examinan antes de “incluir”, disfrazándose tras el discurso de la falsa democratización y jerarquías meritocráticas. Coinciden con los progres en la calificación e identificación del desarrollo asimétrico, puntualizando el agotamiento del modelo cultural civilizatorio, y son iguales de ambiciosos que éstos puesto que aspiran a hincar los colmillos en el torrente de petrodólares propio del capitalismo rentista venezolano, tan sui generis. Son antidifusionistas y antiextensionistas, abogan por un menor desarrollo incrementalista de los presupuestos institucionales programáticos que –según ellos– atentan contra el consumo cultural: visualizan la cultura nacional como una industria en la búsqueda de proyectarse hacia las grandes mayorías –como aquellos-, mayorías que serían ganado llevado al matadero de la mediocridad obsoleta de sus muy particulares y mutuas codicias. Se trata del desarrollo cultural sustancialista, “tradicional” y patrimonialista contrapuesto a la vida cultural como “servicio público y privado económicamente rentable”. Como si se dijese: éste es un contenido caribano. For export. Ambas concepciones jamás podrán ser catalizadoras de la identidad puesto que no son integradoras de la sociedad en su conjunto: Ambos –neocons y progres- se creen los encarnadores exclusivos de la sociedad. La crítica al estado venezolano como “testaferro exclusivo” de todo el peso económico de la cultura y la señalización de la carencia de una política propia de un proyecto de nación entreguista de recursos sólo los desenmascara como pretendientes de una nueva estructura de “producción, circulación y consumo cultural en el contexto de la denominada sociedad de la información y el conocimiento” que no “afectaría nuestras identidades, diversidades y pluralidades” en la cartera de negocios que los mueven a la acción. Aspiran al empleo cultural de todo aquello aún desconocido, subvalorado e “infraexplotado” por los poderes públicos del estado. Sus estudios no apuntan a la educación del pueblo –concepto que tanto temen llamar a colación en sus escritos por no ser concepto sino carne y sangre y alma viva- : sólo hacen el inventario de lo que la nación tiene a disposición para sus infinitas codicias analíticas oligopólicas. Traba dixit. Hablan de oferta cultural, ámbito cultural, indicadores, estadísticas y toda esa información que no debe conducir las políticas calculadas - ¡JA! – sino proporcionar la información para las divisiones de la torta de la realidad rentística porque la cultura popular tiene amigos a montones y en ella se colean los zorros y camaleones. Parece letanía aunque es una fulía de un solo pueblo. El zamurito y el chiriguare. Ya que
“en un diagnóstico preliminar, se puede concluir que el país no cuenta con una arquitectura para obtener información cultural de utilidad (auditoría de la información cultural), de manera sistemática (inteligencia del entorno), así como cuáles son los instrumentos para la localización y obtención de esa información (cadena de valor de la información) que sea fácil de entender (visualización y USAbilidad), de manera que los poderes públicos como los agentes privados que intervienen en el campo cultural la puedan usar (cultura de la información). (…) Se trata de un proceso que debe hacerse de manera sistemática y que sería una plataforma conceptual organizativa, informática y de redes de información para la planificación y definición de políticas públicas (¿?) culturales en Venezuela”. (las mayúsculas y el subrayado son míos). (Guzman, C.E. (2004) pp 16 -17).
Según ésta lógica en la misma medida que un presupuesto tentativo sea igual o menor a un presupuesto ejecutado se alcanzaría la total realización de una buena producción porque en muchas ocasiones “se nos pueden presentar inconvenientes que nos obligan a hacer pagos no previstos” (Llerandi, A. (2014) pp 83). Cabe recordar que para labores así es absolutamente necesario concebir a la nación como un país portátil en venta, tan portátil como lo es un carnet del partido, una chequera y una tarjeta de crédito en la cartera, ya que todo realizador bajo éste esquema es un individuo de élite que no se dirige necesariamente a las élites. Por ello, no se pretende montar muy barato sino cobrar muy caro por esos imprevistos.
Antaño, la primera portada de la revista ÉLITE –famosa durante la cuarta república adeca- tiene a dos mujeres chismoseando sobre fondo blanco. Tan blanco como una silla. Antaño, Pérez Jiménez barrió con las construcciones de media Caracas -que daban testimonio de las políticas de la primera mitad del siglo XX– para cederla a los negocios de los empresarios muy suyos de la construcción y el cemento en un nuevo ideal nacional que acabó con todo lo que había de imprenta al servicio de la Venezuela “culta” adeca. Antaño, el mismo dictador feminizaría el debate institucionalizando el sufragio para las mujeres. Hoy en día pareciera haber demasiados vacíos a los que las políticas públicas no pueden contestar en el marco de expresiones propias de las contradictorias globalizaciones contemporáneas que inciden intensamente –por la batuta imperial– en las interacciones sociales líquidas baumantianas dominantes de la cultura virtual propia de expresiones culturales de una sociedad atrapada en una red también virtual. ¿Será mental? Porque el inconsciente colectivo se cuela en los resquicios de ese rizoma cual culebra ciega diminuta filtrándose entre las raíces del césped. La lucha no es de géneros: es una lucha de clases. Abortarla es una forma de violencia. Paraestatal. Con mazo incluido.
En un proyecto documental colaborativo –como el que hipotéticamente se plantea como ejemplo en éste texto- el yo protagonista narrador no se muestra activo y dinámico, sino más bien reactivo y pasivo como en un estado de meditación profunda, sabiendo que no hay nada que demostrar porque hasta las cosas ciertas pueden ser demostradas, porque el yo protagonista narrador se sabe y se toma poeta y siguiéndose a sí mismo no flaquea en el camino que se trazó desde la primera toma hecha para dicho proyecto: El diseño, por tanto, no es clásico, más sí minimalista, muy a pesar de la arquitrama que va mostrándose lentamente en cada capítulo. Y aunque puedo y debo llevar la voz cantante, hay subtramas que son aparentemente guiadas por más de un protagonista o protagonistas plurales que tienen en común la sensación de orfandad reinante propia en la nación después de la muerte del Comandante de la Revolución de los Pueblos del Sur: habría un deseo independiente en cada personaje, pero estos siguen siendo excusa para mostrar un resquicio de subtrama o tema para CONTINUAR sobre el mismo tema donde agentes externos que buscaban destruir la unidad del proyecto documental inciden positivamente en el mismo, sin quererlo -aunque ganan protagonismo sin haber aportado nada conscientemente para la consecución del mismo-. Quid Pro Quo, Clarice. Aikido fílmico. Reto adaptativo. La narrativa, en ocasiones así, se construye en torno al objetivo del protagonista narrador sin perder la desestructura coral que se desglosa partiendo de la idea presentada como controladora: un punto de vista que por ser razón subjetiva puede ser rebatido, cuestionado, pero no ignorado, debido al encadenamiento de hechos que muestra la historia misma y la coyuntura histórica que sufre el pueblo venezolano. Y es que esto es un antiguion: una arquitrama que permite la incidencia de agentes externos –se predice y supone esto, por supuesto- , pero donde todo finalmente se subsume a la voz del protagonista narrador quien tras cada capítulo se va constituyendo en demiurgo: El público es siempre testigo de los acontecimientos según los vaya encontrando el protagonista, cuyo objetivo es escribir un ensayo con una cámara para mostrar la desviación política del proyecto histórico de la revolución bolivariana. Este proceder debe obligadamente dejar que el azar incida porque era necesario –por la naturaleza del mismo- que apareciera la capacidad de adaptación del venezolano junto a la casi desastrosa subtrama que lleva al colapso todo el proyecto político: la improvisación, la cual es también toda esa común característica accional de casi todo el cine autoral nacional venezolano. Y esto aunque la improvisación nunca sea improvisación del todo puesto que existe una línea narrativa que permite adaptar –dialéctica, musical y rápidamente- la circunstancia filmada al tono y tema central del proyecto: develar una traición orquestada lentamente contra todo un pueblo que aún sufre las consecuencias de la falta de coherencia de una dirigencia política de pantomima y malabar que se comporta cual payaso de circo dirigiendo a todo un país al desastre ecológico, moral, económico y social. Y esto es sólo un ejemplo. Es decir, proceder desandando.
El desandar es convergente porque desde el inicio se anuncia que todas las historias se unen al final. El desandar es divergente porque en cada capítulo todo elemento narrativo se presenta separadamente como una totalidad narrativa inicial que se desglosa y, luego de seguirse por separado, vuelve a encontrarse.
Todo proyecto colaborativo se caracteriza – principalmente – por lograr la sensación de tramas coincidenciales donde los personajes de un capítulo no notan las presencias de los otros personajes de otros capítulos aunque todos sean parte un mismo proyecto. Esto se debe a que se concibe la realización como una metáfora. Pero explicar la metáfora mata la poesía en la misma. Como el preguntarle a un autor que quiso decir con una pieza impulsa - en sí misma, como pregunta - la realización de una obra nueva: éste texto escrito, por ejemplo. Un documental colaborativo, por tanto, es diario cinema que posee los siguientes elementos:
- Multitrama con multiprotagonistas: Historias unidas por una idea controladora de mirada realista con tendencia irónica propia de la porno miseria (Véase AGARRANDO PUEBLO del Grupo de Cali). Un solo protagonista narrador que persigue un deseo: terminar de contar la historia.
- No pretende consolidarse en un género ni ser clasificable; imponer códigos convencionales; organizar ideas en pos de la consolidación de formas estéticas desde una perspectiva libre de ataduras; seguir estructuras, reglas narrativas, ni no seguirlas - de allí que hable de un antiguion -.
- No hay selección de acontecimientos: hay dialéctica de acontecimientos, aunque existe secuencia estratégica de capítulo a capítulo y en lo interno de los mismos y esta secuencia produce emociones específicas, mis emociones.
- Juega a ser aristotélicamente trágicómica porque hay exposición, periferia y catástrofe, o lo que es lo mismo: preparación, desarrollo y estallido. Pero es un mero juego ésta forma. Evitar ser un docureportaje burdo implica muchas cosas. En palabras de Joris Ivens: “…un “cine poema”, un filme de “atmósfera” donde el propio asunto impusiera la línea argumental y obligara a descubrir, sobre la marcha, los principales nudos estéticos y dramáticos…”, acechando lo imprevisto y registrarlo instantáneamente sin esperar o confiar “que al día siguiente quizás se presentara una ocasión más favorable”, descubrir la belleza de los espacios y volúmenes, conjugarlos con las palabras de las personas, y atarlos con la línea narrativa argumental – antiguion – trazada en la mente del realizador-cámara porque a menudo el artista, si logra olvidar el factor económico, “tiene la extraña sensación de que no elige los temas, sino que es elegido por ellos, como si estos lo hubieran estado esperando a la vuelta de la esquina. La ideología es uno de los factores que determinan la orientación de nuestras búsquedas”. A los ojos del espectador todo cobra vida propia y consistencia de realidad objetiva puesto que el realizador está oculto en la cámara como una presencia invisible. (Fornet, A. (2007) pp 261 - 263).
- Libertad de criterio honesta y sin coartadas que permite examinar fallas en medio de la labor solitaria del realizador autodidacta cuyas motivaciones surgen de las profundidades de la personalidad como constructo social porque “en el lento y azaroso fluir de la realidad, en el devenir accidentado de los días, se va tejiendo la trama de la imagen posible” dentro de una obsesiva experiencia creativa de años, intransferible, que pertenece a “la zona sagrada de la psiquis individual” donde el hacer se confunde con el ser. De allí que sea tan importante la reflexión que acompaña el mismo acto de la realización del proyecto caracterizado – también - por la lucha por conseguir los pocos recursos que había que buscar para producirlo.
Fusión cronotópica. Cinema fusión. Cinema novela ensayística. Cine política. El espectador responde a la forma artística literaria contentora de tiempo, trama, historia y cinefilia, los diversos cauces, las multiperspectivas multifocales porque, a pesar de la estética lineal homogeneizante de occidente, nota la vertiente inquieta alternativa que va intensificando su radio de acción – la promoción inexistente y la divulgación por internet, a pesar de la interferencia “extraterrestre” (1) – ampliándolo sin haber siquiera planificado los resultados. Esto se debe a que el público de hoy en día –educado por una pantalla que apela a la intensa curiosidad del niño que la contempla– está ávido de un cine polirrítmico, heterocromo, multiveloz y polifónico que ya no desea el mensaje de una oligarquía blanca y neurótica histérica irracional que reniega de las dos mitades e intenta esclavizar a la amplia masa de la mescolanza que ya vislumbra el colapso que vendrá. Se trata del uso de la contradicción cronológica en contrapunto estimulante versus la coacción desigual en apariencia radial que desemboca en la conflictividad (conciencia): la retórica mal usada del orden institucional establecido con prebendas, favores y posiciones políticas de facto y moda; la basura informativa oficial, la provocadora de la diáspora venezolana y el caos de la nación, la que te hace cómplice al denunciarla puesto que la denuncia subraya la diferencia de clases y repolariza mediáticamente la lucha entre sectores explotadores de la burguesía nacional – oficial y tradicional - dedicados a engañar y trastocar la capacidad de juicio del explotado que usa a diario al estómago por cerebro en medio de la condensación soporífera del tiempo y el espacio provocado por la velocidad de las nuevas tecnologías, la misma que impulsa la feminización de la miseria con el carnet de la plata e introduce un virus cibernéticomultiformelectromagnéticomecánicofísico (¡a la verga!) hecho en la CIA que prende y apaga la electricidad de un país desde miraflores y puede ser desactivada con el código QR de ese mismo carnet; la contrabasura cultural de condones usados, tampones sangrantes, agujas oxidadas y bebes desechados para enfrentarla porque la basura es el regreso triunfal de los oprimidos, el apocalipsis, todo lo que la sociedad reprime, calla y hace callar, la cédula de identidad de ésta sociedad en un país vertedero del capitalismo trasnacional con un presidente que parece alcalde y agente imperialista – sin visión de estado – y debe ser juzgado por el mal manejo de los desechos. Estética del hambre. Estética de la basura. Estética de lujo. Teatro del pobre para narrar en fragmentos disgregados en apariencia porque fragmentaria es la vinculación de las masas, red rizomática sin memoria inmersa en la honda tristeza ataráxica del estar, con la inutilidad convertida en valor ético que a su vez aspira a ser impulso revolucionario y transformador, proceso de revelar los talentos escondidos, despreciados y desvalorizados en medio de la situación de escasez, proyecto que persigue intencionadamente convertir la basura de los que tienen en tesoro de los que no, el arma contra los que no quieren. Alquimia con estimulado olfato para la improvisación y el refuncionamiento brechtiano: “El thelos lógico de la sociedad de consumo y su ethos de obsolescencia” como la mañana siguiente después del sexo, llena de ausencias, capacidad de inventiva, crítica e ironía donde te digo qué mirar, qué ver y cómo interpretar. Robar antropofágicamente con descaro y propósito sensacionalista. Jiujitsu. Aikido. Palos. Transas, diría Caetano. Sin simpatías condescendientes porque en la colaboración de gente vibrante, soñadora, brillante y crítica se rechaza el concepto de otredad y marginalidad con un lenguaje, ya no desde los que se permiten desperdiciar, sino desde el que debe usar los desperdicios para supravivir porque el cerdo sindical de la VENSOC gruñe dizque resistiendo, come mierda propia y ajena, no se hace defensor del hogar y se esconde del sol revolcándose en el lodazal de la miseria. Venga y le cuento, vea:
- El único beneficiario de la política oficial es el imperio del gran capital.
- Venezuela es el país con mayores reservas probadas de petróleo en el mundo - 302.810 millones de barriles – y, además, cuenta con una fuerza laboral barata de 14.167.281 votantes.
- Se disparó el dólar y comenzó la devaluación del Bolívar para que el sr. Presidente – wáter de urgencia - pueda hacer su anunciado aumento salarial el 1 de Mayo. Se trata de la necesaria liquidez que oxigena los pagos salariales.
- Luego, se intensifica la espiral inflacionaria y el cacareado aumento dejará de existir ipso facto. Se ganará más y se podrá comprar menos, como ya es tradición desde los adecos, figúrese.
- Los nuevos reyes que engordan con nuestro dinero y no les importa el Pueblo, que no logra hacerse sujeto histórico porque el velo comunicacional no le permite adoptar una posición organizacional que haga el proyecto histórico como propio. Borregos en un redil.
- Declara optimísticamente el ministro Víctor Cano, citado por el no menos optimista maestro literario Luis Britto García: “Sólo en el área cuatro del Arco Minero del Orinoco, estamos estimando que existan 8 mil toneladas de oro inferido. Tenemos certificadas 2.300 toneladas de esas 8 mil. Eso nos colocaría como la segunda reserva de oro del mundo, pero podríamos ser la primera”.
Antaño, en 1978, declaraba Rafael Cadenas al hoy ya no impreso diario El Nacional:
“El dinero ha enloquecido a millares de venezolanos (…) El alma la cambiaron por un oro de mala ley; ni siquiera les sirvió para ganar el mundo, y ese oro nos atosiga, nos pudre, pues no es el oro bien ganado ni el oro del espíritu que buscan los alquimistas, sino otro que debería avergonzar. No me explico cómo una sociedad formada por gente de buen orgullo ha podido descomponerse tanto. Hoy el país falso ahoga al país esencial, al país profundo que todavía descubrimos en el interior, en rostros, palabras, lugares, ese país cuya alma se confunde con nuestra niñez, ese país amenazado de extinción. No sé qué podrá salvarlo…”.
Quizás el coltán de los celulares, computadoras, armas de nuevo tipo y componentes aeroespaciales satelitales que se trafica hasta con un valor de 400 mil dólares por kilo. ¿Razones para un Blackout? Hoy día, riposta a esto sería la declaración de Héctor Navarro: “Las condiciones son peores a la previa al Caracazo del 89”. Yo anexaría un cuadro Excel vacío con título de presupuesto tentativo. Por aquello del filantropicapitalismo de una rubia oxigenada en Cartagena de Indias haciendo servicio de lavandería. Sin spoilers. Pero, ¿a qué joven importa esto cuando el final de Juego de Tronos está tan cerca? Cosas extrañas verán. Cosas más grandes harán. Dice un tal bolton que nico “está involucrando a terroristas extranjeros y armando ‘colectivos’ para debilitar al Ejército venezolano (…) socavando la Constitución y la integridad territorial de Venezuela“. ¿Será que protege a saddam versión 2.0 señalando como agente imperial en un tiro por elevación al padrino de arangol, soldado incólume contemplando impávido el desfile de cajas llena de productos importados que desfilan en un día de independencia? Sí, recientemente, el legendario galeón SAN JOSÉ hundido – por un disparo de cañón pirata inglés - en 1708 frente a Cartagena de Indias con un cuantioso cargamento de monedas de oro y plata – extraída de nuestro subsuelo – fue hallado el pasado 27 de noviembre de 2018. Canta bertín osborne: “la mujer que quiero tiene que ser corazón, fuego y …”. Y hasta un tal Douglas, delator de dudosa virilidad – ese mismo que no dejó entrar al Che en Venezuela – convoca a nueva constituyente. Ah mundo, Samuel Robinson. ¡Ah mundo! Tú que decías que el redentor pedía párvulos porque ellos no lo habrían entregado, tal como los vejetes de la política entregan el proyecto de nación de Bolívar. Pero es que en ésta película no pasa nada. La izquierda parece daltónica. Pero mejor paro aquí. En la cocina hacen falta huevos. Y se nos están terminando las verduras en casa. Ah, querido Rodolfo… “No sé porqué pero jamás los volví a ver…” A tu salud, carajita del wazap… porque cuando reías te daba la luna, espejo ladrón del sol. Regente. Hay más estrellas en la Vía Láctea que monedas entre los almohadones de tu cama. “El suave titilar que ayer yo vi en tu dulce mirar tu amor sentí tu cara angelical rosa de abril…”
- - Colombres,
A. (2004). AMÉRICA COMO CIVILIZACIÓN EMERGENTE. Editorial Sudamericana. Buenos
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REBOLLEDO (2015). Ediciones CNAC. Caracas – Venezuela.
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Apuntes sobre cine y sociedad. EDICIONES ICAIC – CNAC. Colección Barravento. La
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Cuadernos de Investigación de la Cinemateca Nacional. No. 5.
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