Lo que ocupa la atención de un documentalista es el significado oculto detrás de las cosas. Y no necesita lograrlo mediante el montaje porque ¿qué es lo que el documentalista ve y cómo lo ve? ¿Cuánto de lo que registra es realmente propio y qué imágenes vinieron a él o salieron de él y su criterio? ¿Hacia dónde dirige el lente con calma y precisión y hacia dónde con ansiedad y nerviosismo? ¿Puede comunicar la tensión a través de las mismas formas del registro? ¿La emoción realizable? ¿Qué emoción domina su pulso cuando sostiene la cámara? ¿Escribe con ella cartas de amor o una protesta o se trata de una simple rabieta? ¿Puede hacer interno lo que ve? ¿”…esa forma extraña de conocimientos que llamamos metáfora…” o “…hallar la unidad en la diversidad…”, en la casualidad, en la intuición, en la revelación, en la percepción automática inherente inconscientemente? ¿Hace esfuerzo o surge de la mirada infantil? En palabras de Ambrosio Fornet: “…el buen documentalista busca la realidad en las apariencias pasando de la superficie al sentido de las cosas para llegar por esa vía a la verdad del ser humano.” (Fornet, A. (2007) p 256).
Los últimos sucesos. El lugar común reiterativo. El destino triste. Como el destino de aquel científico que creó el motor de agua. O aquel que hizo del agua de mar combustible. O como el impuesto a Bob Marley en un par de calcetas nuevas para jugar al futbol. O el de Jara en un estadio. O el de Sam Cooke, sacado de los circuitos radiales luego de ser asesinado en un cuarto de hotel por una prostituta que lo secuestró y robó antes, según ordenó J. E. Hoover. Langston Hughes muere de cáncer de próstata. Van Der Keuken también. ¿Cuál de las putas tenía VPH? Informaciones cruzadas para no transcribir la realidad inmediata. No creer en las coincidencias de la bigdata. O hacer que la realidad inmediata sea fabricada por todos a la vez, reaccionando al caos, a la semilla transgénica, a la tarifa telefónica en alza, a los ejercicios militares en San Agustín del Sur –¡pendiente con la pasarela que se cae!- con una milicia entrenando a juegos de guerra con palos de escoba y potes de humo blanco en la frontera ante un escenario que recuerda el empaque de la harina de maíz precocida del CLAP. Allan Dulles y arepas con mantequilla. Gol de Denya Castellanos fotografiándose entre girasoles o guindada de un árbol. Ja! El péndulo de Foucault.
Todo gobierno considera al cine, no un espectáculo individual, sino una extensión de los negocios: Cineasta Productor Asociado: Documental Local Propaganda. Sobre todo en Venezuela. Porque el cine de ficción extranjero todavía “cubre” la demanda del público desde la primera filmación gomecista de Carnaval en Caracas (1909). Y aunque poco después se importase mucho del acartonado melodrama de México, Argentina y Estados Unidos, hasta el día de hoy se sigue usando al cine para la venta de las riquezas naturales: práctica que comenzó con JOROPO (1935), realizada en Nueva York sobre cierto baile tradicional en las calles de la Gran Urbe por Héctor Cabrera Sifontes. Preste atención y verá. Plano detalle sobre las piernas turgentes de una bailarina folklórica. Nótese las hondas del vestido en vaivén. La vagina detrás de esa línea. Tangencialmente. Desde 1498. Coplas de Gedeón o Flores del Ávila, procesiones de Nazareno o Represión de Estudiantes. Porque “el cine venezolano estaba limitado a lo que pudieran hacer – generalmente en sus ratos libres – un grupo de artesanos sin mayores pretensiones que la satisfacción de ver exhibidos sus trabajos junto a la producción foránea. Trabajaban comprometidos por encargos y requerimientos de los empresarios que proyectaban aquellas copias hasta su “más completo uso”. (Cine Latinoamericano 1896 – 1930. Venezuela. Tirado / Sueiro (2014) pp 363). Gómez reprimía culturalmente a la población con sus gustos cinéfilos: gira progresista, paradas militares, salones elípticos, días de eventos oficiales, fechas patrias, liquiliqui, encargos dictatoriales cuyo único mérito fílmico es ser una escuela práctica de cine documental: "Se controlaba a todo poseedor de una cámara de cine, al extremo que, para accionarla en lugares públicos, donde hiciera acto de presencia el presidente, debía mostrar el permiso respectivo. Por supuesto, esto limitó, sí materialmente no impidió, el avance del oficio…” (Cine Latinoamericano 1896 – 1930. Venezuela. Tirado / Sueiro (2014) pp 363). Escenas bajo el sol un 5 de julio de cacareada independencia carnestolenda como quien va en peregrinación pusilánime a Wanaré. Se construían grandes galpones en las principales concentraciones poblacionales del país para dar rienda suelta al principal entretenimiento del dictador. Todo ello se acompañaba de producciones hispánicas oscuras sobre hechos históricos delicados, cuestionados por plumas literatas al servicio de la dictadura que falseaba a la realidad histórica caricaturizándola, provocando la indignación de un país sin memoria, indignación falsa, propaganda para subrayar mentirosos nacionalismos independentistas.
Los últimos sucesos. El lugar común reiterativo: salen por Maiquetía familiares de un famoso funcionario con un montón de sospechosas maletas mientras suena en las cornetas del aeropuerto una cadena nacional donde la voz chicharronera de cierto sindicalista cuenta como la guerrilla romántica venezolana de los 60s fueron a la montaña para que les picaran los mosquitos y añade una miscelánea anecdótica sobre cómo apagó por cinco días toda la electricidad de un país para que nadie pueda comunicarse ni saber qué pasa porque la payola INFECTA a todo el mundo de la música pop en la frontera y el ambiente es propicio para culpar a cualquiera. El lugar común reiterativo: el funcionario se lleva su respectivo cuadrito del mosaico evasivo hacia las dobles nacionalidades. El destino triste. La tendencia. Y la prueba de un sabotaje a pedir de boca en un tweet porque a la perra de Donald en Miraflores se lo dice todo un pajarito. Tiene chequera para resolver todo menos la crisis eléctrica que se ha sostenido – según partes interesadas – 10 años, desde que una iguana se comió un cable y un niño secó los ríos - climatológicamente hablando, los agentes imperialistas de la Madre Tierra - aunque 100 mil millones de dólares se invirtieron en la energía eléctrica venezolana y, según denuncias de la propia asamblea nacional unicameral “en desacato”, no se sabe el destino de 80 mil millones de los mismos. Pero hay muertes en la triple frontera. Pemones. Lo que no le vale nada a nadie. Ancianos identitarios. No es noticia que se pierda toda la biblioteca ancestral de Caribana. Como el Warairarepano incendiándose, el macizo Apu que protegía - sin quererlo - a la colonia española de corsarios ingleses. Un palito de bambú inició el incendio, según. Sí, de esos que comen los pandas a los que tanto cuesta tener hijos. Como decía Picón Salas,
“…Aunque hay diferencias nacionales tan notables como las que pueden separar al mundo azteca del lejano mundo inca, que acentúan la fiereza sanguinaria de unos y el reglamentado colectivismo pacífico de los otros, a tanta distancia ya, el observador de hoy distingue como común “aire indio”, algo que opone profundamente la psicología y formas de ideación del aborigen frente al conquistador. (…) Esquema antítesis del optimismo vital del renacimiento, de que era un personero (esclavo) a su modo el conquistador, los pueblos indígenas concebían la historia como fatalidad y catástrofe. Ninguna idea más ajena a la mentalidad india que la idea occidentalista del progreso. (…) La idea del sacrificio expresa cómo la vida se nutre permanentemente de la muerte.” (1983. pp 145/146).
¿Observación directa de la naturaleza? ¿La justificación al genocidio de las guerras floridas? Pero es que cuando el valor de las instituciones – desde el punto de vista constitucional - queda supeditado a elecciones y no a los valores y principios que impulsaron a un pueblo a la revolución, es más fácil encontrarse con hechos así: Una comitiva del chavismo crítico reuniéndose con la presidencia de la Asamblea Nacional, el mismo chavismo crítico que fue responsable durante varios años de la gerencia de la electricidad en el país y que representa hoy en día la última voz en defensa del legado verdadero de Chávez, el mismo chavismo crítico convertido en posible chivo expiatorio de las culpas y responsabilidades de quien apretó el botón de apagado – desde Miraflores - durante 5 días, en la patria de Bolívar. Con muy poco esfuerzo, el gobierno va creando una oposición a su medida, mientras desvirtúa aún más, los logros de 15 años de revolución porque “a este país no lo para quien quiere sino quien puede”, según dijo un bravucón sin bolas en concentración del 16 de marzo en la Av. Urdaneta. “A mí me parece extraño, de verdad, que haya gente con poderes adivinatorios, que haya gente que haya estado adelantando la intervención extranjera, la crisis humanitaria (…) Hay una especie de profecías auto cumplidas, de algunos personajes que se dedican a crear las condiciones subjetivas para que luego eso se manifieste, y esas cosas no obedecen a algo espontáneo sino a planes (…) Ojalá en el caso del mega apagón veamos que la verdad florezca mucho antes de lo que tardó en aparecer en el New York Times (¿?) la versión evidente de que las gandolas de Cúcuta la quemaron los guarimberos encapuchados de trump, y no los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana”, declaró convenientemente el ministro Ernesto Villegas. Todo un guion estructurado para la tragicomedia venezolana: la criptoestafa gubernamental creada para seguir desviando la renta hacia ellos mismos, sus colaboradores y los líderes de la oposición con quienes negocian, engordan y enriquecen. Todo se presenta como una simple disputa por el poder entre grupos, a costa de lo que sea. Dicen los vecinos del pueblo 'e Campoma que tiene pezuña y tiene corona y vive en el país del disimulo del gato Cabrujas. Marcelino Pan y Vino reporta desde la Comuna el Maizal después del pase de la corrida de Juan Belmonte durante la fiesta del árbol en los carnavales de 1918 celebrados en las playas de Puerto Cabello. El pan y circo de Gómez tras la traición a Castro, teatro de variedades decembrino cual política cultural centenaria, repitiéndose impunemente. Un sinnúmero de disparatados equívocos inseparable de toda política colonialista de despojo repleta de desprecio visceral hacia lo autóctono para enterrar lo que se pretende reflejar en las representaciones costumbristas realizadas: una imagen identitaria falseada que suplanta lo verdadero, danzas nacionalistas, secuela a más de un siglo contada como entonces por una nueva oligarquía propietaria emergente. Avengers dixit. Patricio Lumumba y los belgas. Thierry TV. El péndulo de Foucault.
El problema de la difusión y los circuitos de cine en Venezuela podrían bien entenderse con una mirada corta sobre la figura de Enrique Zinmermann, quizás el principal realizador de la era gomecista, contrapuesta a Amabilis Cordero, el guaro místico amateur. Zinmermann, luego de realizar aquella corta producción (7 mins) sobre la Hacienda Azucarera MONTALBÁN – última película de Studios Venezuela y última del realizador (figúrese la S en la naciente economía rentista) – se convirtió en el primer gran importador de filmes del país. Siguiendo el lema del “vive y deja vivir” del sueño americano tan publicitado por el paraíso joligudense y comprendiendo que el cine nacional de ficción no tenía futuro porque no se permitía el desarrollo del mismo, terminó vendiendo la mercancía (latas con rollos para proyectores) a personajes nefastos como M. J. Gornés Macpherson, el “emprendedor” del primer gran teatro cine del país – TEATRO CINE MUNDIAL - con 3000 asientos y capacidad adicional para 4100 espectadores de pie, ubicado en Valencia y que luego tuvo sus franquicias en otras ciudades. En éste espacio se presentaron producciones estadounidenses junto a espectáculos teatrales como “PA BACHACO… CHIVO!” cuyo título ridiculiza al recién surgido obrero petrolero - ese mismo que quedó bien retratado 40 años después por Jesús Enrique Guédez - en una época de alzamientos militares y rebeldías de sierra y montonera (levantamiento de la escuela militar y alzamiento de José Rafael Gabaldón, quien después pacta con el dictador). Amabilis Cordero, en cambio, se licencia como realizador a través de un curso por correspondencia y se hace director amateur de cine sin recibir nunca ayuda oficial puesto que para él “los cineastas (son) los que tienen la delicada labor de velar por la moral social, única fuente de resurgimiento en países donde el alma nacional está en gestación”. Aunque fue bien apoyado por el clero larense. (Cine Latinoamericano 1896 – 1930. Venezuela. Tirado / Sueiro (2014) pp 368). Se tenía en el país, entonces, aquel realizador emprendedor empresarial importador que trae obras como la checa ÉXTASIS de Gustav Machaty (1933), drama de una infeliz recién casada que regresa con su padre a la hacienda de la infancia donde conoce a un ingeniero que la ve desnuda corriendo tras un caballo para luego ser tomada entre los arbustos y encarnar el primer orgasmo de la historia del cine y, la también bucólica, LOS MILAGROS DE LA DIVINA PASTORA (1929), con un Nectario María arengando a una multitud que padece los estragos de una enfermedad. Por contraposiciones como esta, personajes como Gornes Macpherson llegaría a ser diputado al Congreso de la nación. 100 años después la temática melodramática se mantiene: cine trans o gay cinema escandaliza y sus bombos y platillos desvían la atención de cualquiera sobre temas urgentes para la supervivencia de la especie. El Amparo 30 años después. La payola infecta mientras el hambre crece como cáncer. Porque para la payola funcionan los reconocimientos en festivales y las relevancias políticamente correctas propias del newspeak orwelliano. ¿Será que la gente estudia para joder a sus compatriotas? Bueno, a veces uno sólo los anotaba en las monografías. ¿Por qué será que no leen? ¿Será por netflix?
Aunque la producción cinematográfica sea proceso que culmina con la realización, la difusión del cine venezolano desde sus inicios es una mentira. Se habla de un especialista sacando muelas en un hotel y de unos carajitos bañándose en el gran Coquivacoa, pero la contradicción radica en que lo que llegó a Venezuela a finales del s.XIX fue un Vitascopio. Si, de hecho se produjo una grabación, debió haberse perfeccionado ese instrumento, además patentado por Edison. Es decir, tendría que haberse creado una mutación producto del injerto de un cinematógrafo con vitoscopio y proyectoscopio – quizás fabricado en Cúcuta: Es extraño que se usasen películas de los Lumiére en ese primer programa y que para la segunda proyección en ese hotel no repitiesen las célebres escenas de los chapoteos en el lago. También resultan extrañas las circunstancias de las segunda y tercera proyecciones en Caracas, cuyos programas dicen incluir grabaciones producidas por Carlos Ruíz Chapellín, quien trajo el primer proyectoscopio por La Guaira y se asociaría, posteriormente, con Gabriel Veyre – proyeccionista de los Lumiére - , quien lo dejaría en la estacada con los títulos anunciados: UNA PALIZA EN EL ESTADO SARRÍA y CARLOS RUÍZ PELEANDO CON UN COCHERO, siendo ese par de rollos los primeros producidos en el país, el primer cine venezolano que nadie vio. Desde esos inicios, la realización venezolana está marcada por la mediocridad, el egoísmo político y la pereza creativa: No se piensa, se busca lo fácil, lo que entretenga, lo que genere dinero, lo que seduzca a la masa y la embrutezca.
- ¡Mira, una nube de color en el Senna!
- Será que nunca viste crepúsculos en Barquisimeto.
- Vi algunos en Araure
Para una entrevista hecha por Carmen Luisa Cisneros en el año 1977, Edgar Anzola – quien quizás pueda ser considerado el primer cineasta identitario serio propiamente venezolano – habla de los años de realización junto a Jacobo Capriles:
“El cine era todo disperso, a pesar de eso Jacobo y yo trabajábamos con cierta regularidad y orden. Fuimos los primeros que nos organizamos en ciertas cosas, en la forma de hacer el trabajo (…) Teníamos que ir personalmente a ofrecer la película al dueño del teatro. (…) Eran películas hechas en el país y por venezolanos. Tuvimos buen cuidado de que todo fuera venezolano (…) El trabajo era muy duro, había que tener muchos deseos y mucha paciencia (…). Aprendimos solos, con ingenio.”
La dupla Anzola/Capriles estrenaría LA TREPADORA en noviembre de 1924, antes de la publicación de la novela en el año 1925. Fue este trabajo el que impulsó a Gallegos y los unió como cómplices creativos en lo que después fue el fallido “emprendimiento” Estudios Ávila, formado con los restos del Laboratorio creado por Efraín Gómez para beneplácito personal del Bagre: cabe recordar que entre las producciones de ese primer laboratorio destacan LA VENUS DE NACAR y MUJERES DESNUDAS, las primeras películas eróticas venezolanas hechas para el disfrute unidireccional de un gobernante. Tras su muerte, víctima de una infección urinaria, no desaparece el ensalzamiento gubernamental audiovisual. El péndulo de Foucault.
Los estudios Ávila se encargaban de edulcorar la propaganda oficial con documentales dirigidos por Rafael Rivero y comentados por Andrés Eloy Blanco. Los intentos de ficción fracasan por la intensa actividad creativa de Gallegos, quien no confiaba en la disciplina creadora del resto del equipo de trabajo de la productora. Además, el escritor rompe con el audiovisual de encargo al concebir la idea de aquel personaje de las nacientes barriadas caraqueñas: JUAN DE LA CALLE (1941): El boom petrolero y la política económica rentista desarrollista ya hacía estragos y la pieza se concebía como un lavado de conciencia con la temática de la salvación de la infancia perdida en la delincuencia y las nacientes mafias. ¿Dónde estarán las copias de ésta producción? ¿Se conservará alguna? A lo mejor Chalbaud la tiene escondida.
La constante propaganda gubernamental y las exigencias del partido blanco seguro llevaron a Gallegos a tomar la decisión de ceder los derechos de filmación sobre la obra CANTACLARO a la FOX FILMS CORPORATION, por lo que quizás jamás tengamos la oportunidad de ver una película basada en la más grande de sus piezas.
Tras la quiebra de Estudios Ávila por convertirse en una nueva EMISORA de noticias, como el accionar del noticiero del Ministerio de Obras Públicas (MOP) a través del cual se publicitaba el desarrollo de la vialidad y la industria del cemento en las provincias del interior del país –llegarían hasta la cuna de Maisanta, fíjese, allí mismito donde se fundó la primera subsede regional de lo que sería después la Universidad de las Artes-, algún empresario oportunista a la caza de los equipos abandonados y que, convenientemente habría firmado algunos papeles y actas constitutivas, crearía BOLÍVAR FILMS para la propaganda gubernamental y hacer dinero con la prestación de servicios de posproducción: una clase burguesa muy codiciosa y con mínima disposición a crear algún desarrollo industrial en torno al audiovisual, asume la creación del NOTICIERO NACIONAL bajo el mismo esquema de Estudios Ávila y, con los ingresos por estas actividades, desarrollaría una actividad especulativa de inversiones cortoplacistas que desembocaron en el boom publicitario que la Venezuela petrolera rentista necesitaba.
El espectador gustaba del cine yanqui joligudense y sentía un fanatismo especial por el melodrama mexicano, lo que llevó a estos publicistas al siguiente esquema: 1) mantenerse al día con la tecnología, 2) obtener la ayuda de los escritores locales tomando en cuenta la fama de la nación de poetas y literatos ganada tras la influencia de Gallegos, Eloy Blanco, Ramos Sucre, Blanco Fombona, Pocaterra, Nazoa y tantos otros, y 3) importar personal técnico extranjero, más eficaz y de “mayor disciplina” (en el rubato) . De allí que desde entonces se prefiera la coproducción extranjera en el cine nacional. La concepción de empresa mixta quizás venga desde estas fechas. Por ello, jamás se desarrolló lenguaje identitario propio hasta muy entrado el siglo XX y los autores consagrados y hoy homenajeados se hicieron o mantuvieron esquemas sumisos a los intereses del estado y de cada gobierno de turno: LA BALANDRA ISABEL LLEGÓ ESTA TARDE, cuya hechicérica fotografía alcanzó premios en CANNES, fue dirigida por un argentino. BOLIVAR FILMS crea payola y con esquemas ponzi quiebra empresas asociadas para hacerse de este modo con la totalidad de los archivos fílmicos históricos de la nación. No era una política cultural con un proyecto de nación en mente más que la sola búsqueda del lucro y el establecimiento de oligopolios económicos. Por ello, Perez Jiménez introdujo la UNIDAD FÍLMICA SHELL para quebrar el accionar de BOLIVAR FILMS. También, se crearía en su época NOVA films, constituida mayormente por inmigrantes que facilitaron, debido a su “disciplina y efectividad” (por no decir, obediencia al capital) el marco cultural necesario al gobierno militar: El Nuevo Ideal Nacional. LA ESCALINATA, REVERÓN (2da versión), ARAYA, LLANO ADENTRO fueron películas que estéticamente se enmarcaron en este proyecto. Aunque en apariencia, su esencia parecía corresponder “a la asunción “desinteresada” de un fomento cultural en función social y nacional…” (Marrosu, A. (1993) pp 40), no debe olvidarse que esta concepción corresponde a la impulsada por John Grierson a través de la UNIT FILM SHELL. Uno de los valores de la posguerra era incidir educativamente en las crecientes masas de obreros. A pesar de que la obra de Grierson pueda considerarse cercana al socialismo internacionalista y que la propia revista SHELL se encargó de inventariar nuestras riquezas naturales y culturales, no se debe subestimar jamás la visión imperialista tras una marca corporativa: Piénsese en ella como persona jurídica y atribúyasele capacidad de raciocinio. Personalícela. Diría algo como esto: Puedo influir y estimular audiovisualmente la rebelión, pero no porque me interese el internacionalismo proletario y la revolución a escala mundial, sino para evitar la concreción de un proyecto nacional y así luego luego horadar, imponer y establecer los intereses económicos del imperio financiero global. Sobre todo si la nación que quiero invadir – posteriormente - está nadando – literalmente - en campos de petróleo y piedras preciosas.
Pérez Jimenez cayó, pero inmediatamente se impuso la política económica yanqui con más fuerza tras un nuevo régimen más servil que gobernó a sangre y fuego a una nación sin memoria. ¿Cómo operaron? Hay que tener en cuenta que el magnate muestra la cara que le conviene a su manera, el espectador observa y paga por ver esa versión y se convierte así en imagen social prefabricada:
“El círculo vicioso de la manipulación se cierra brutalmente cuando el propio consumidor es usado como coartada estética. (…) Así, (…), el viejo cine latinoamericano renuncia de antemano a la búsqueda de su propio camino y, en cambio, da una visión folclórica o mimética de nuestra realidad que favorece, por inercia, la estrategia de penetración cultural neocolonialista. Entretanto, el mito de la superioridad anglosajona sigue haciendo de las suyas.” (Fornet, A. (2007) pp 121-122).
Cosas extrañas en la industria del espectáculo que antes se llamaba canales de noticias. “Ouroborus”, dice la escritura en la pared. Escribía Blanco Fombona, Cónsul de Venezuela en Amsterdam, en 1902, durante el gobierno de Cipriano Castro:
“De todas partes nos amenazan; pero ningún peligro sería mayor que el de los Estados Unidos, asesorados de Inglaterra. (…) Somos nosotros, americolatinos, quien más peligro corre. Nosotros vivimos en la imprevisión. Nos imaginamos solos en el mundo, sin recordar que en política, lo mismo que en el mar, hay ballenas, tiburones y hasta pesadas focas que se nutren de la pesca, es decir, que viven de los débiles. (…) … los americolatinos no ventilan grandes intereses materiales del momento, es decir, gran comercio, etc. Ventilan, sí, un máximo interés de sentimiento y de vida, el interés de guardar el continente para sí, para la raza que lo posee. El descalabro de una porción de esa raza y de ese continente afecta, y afectará aún más en lo futuro, todo el continente y la raza latinoamericanos”. (Blanco Fombona (1992) pp 447).
El péndulo de Foucault. La utilización despiadada de los medios audiovisuales (radio, cine y televisión, posteriormente) para manipular la opinión pública en detrimento de víctimas civiles, apelando a las emociones viscerales nacionalistas, regionalistas o patrioteroindicalistas manteniendo una distancia cómica, por no decir ridícula, con las clases sociales explotadas en los intercambios con políticos y todo patetismo colectivo de marchas insidiosas para impulsar actos bélicos y sumergirnos en la degradación moral imperante que destruye todo vestigio dulce de humanidad, también se vuelve moda. A pesar de esa “visible” posición desfavorable de la balanza idiomática, la cosa no es tan simple. Es necesario dar el salto del discurso decolonial simplón a la toma de conciencia de clase teniendo en cuenta no sólo el movimiento pendular de la historia, sino también la dialéctica de las clases sociales en pugna que todo intento comunicacional – al menos en la Venezuela actual - parece disfrazar con la cacareada jerga antiimperialista mientras tras bastidores se hace una entrega descarada de nuestros recursos naturales a cambio de migajas y limosnas disfrazadas de programas sociales utilizados como herramientas de control social y chantaje ataráxico. Decía José Vasconcelos que el patriotismo era
“una necesidad de defensa de intereses materiales y morales, pero es indispensable que ese patriotismo persiga finalidades vastas y trascendentales. Su misión se truncó en cierto sentido con la Independencia, y ahora es menester devolverlo al cauce de su destino histórico universal”. (Vasconcelos, J. (1992) pp 91).Cuando el fascismo se hizo psique colectiva en Europa se valió de palabras aisladas, descontextualizadas, expresiones deformadas sintácticamente que se implantaron en la población mediante la constante repetición. Como neolengua orwelliana venenosa minimorista y de efecto lento e imperceptible, se extendió cual ritmo pegajoso, como reggaetón. Despacito. ¿Se da cuenta, Ud. Al leer? ¿Cantó la payola en su mente? Sí. El paquete de harina precocida en Cúcuta – distribuido por el CLAP-. El celular inteligente. La hipocresía de los medios que manejan con intolerancia a cada total y absoluta intolerancia. Falsa primavera calculada desde el Pentágono con agente yanqui sentado en Miraflores incluido, luego de un potente magnicidio. ¿Quién habrá inoculado el cáncer de Hugo? ¿Quién recuerda hoy día a UNASUR? ¿Toda la perorata noticiera de impulsos, reimpulsos, coyunturas, crisis, guerra económica no persigue acaso la ruina de nuestra conciencia de especie? Tres toletes: el yanqui, el ruso, el chino. “Dividir, despedazar el sueño de un gran poderío latino, tal pareciera ser el propósito de ciertos prácticos ignorantes que colaboraron en la Independencia, y dentro de ese movimiento merecen puesto de honor; pero no supieron, no quisieron ni escuchar las advertencias geniales de Bolívar.” (Vasconcelos, J. (1992) pp 94).
Cuando el país entero se desconecta de la tierra, cuando el pueblo deja de ser agrícola y el rentismo instaura la implementación del dinero de la nación para beneficios particulares y personales hasta convertirlo en norma, ¿acaso no se subraya el carácter de dependencia económica de todo proyecto cultural o creativo al Estado capitalista? ¿Y sus “artífices” (productores) no tendrán mentalidades imitativas, comerciales, que se subestiman a sí mismas y limitan la concepción de un cine propiamente venezolano mediante la contratación de extranjeros que dictan la estructura comercial de distribución y exhibición? ¿Cómo podría el Estado amparar un lenguaje nacional propio , donde el pueblo tenga la palabra, si se supedita en su labor a cumplir una función meramente administrativa ligada indisolublemente a intereses empresariales relacionados con la extracción de los recursos naturales del subsuelo, sin ocuparse por formar -doctrinariamente al menos- a una camada de realizadores comprometidos con un proyecto de nación? ¿Acaso no es más fácil ceder el control de los recursos naturales y la soberanía de un pueblo a cambio de riquezas intrascendentes y posiciones enquistadas férreamente a las instituciones? ¿Cuál sería éste proyecto de nación? Me gusta pensar en lo que mis antepasados llamaban AbyaYala como predestinación. Y como Vasconcelos, suelo creer -pensar- que en nuestro suelo “…hallará término la dispersión, allí se consumará la unidad por el triunfo del amor fecundo, y la superación de todas las estirpes”. Nuestro territorio sería el crisol de la MULTIDIVERSIDAD de la especie porque
“…abunda en cantidad superior, sin duda, a cualquiera otra región de la tierra; recursos naturales, superficie cultivable y fértil, agua y clima. (…)” y “una mezcla de razas consumada de acuerdo con las leyes de la comodidad social, la simpatía y la belleza, conducirá a la formación de un tipo infinitamente superior a todos los que han existido”. (Vasconcelos, J. (1992) pp 96 / 100 /108).
Hugo Chávez comprendía esto. El renegado bostoniano traidor en Miraflores no: Los barriles venezolanos alcanzaron una proporción del 13 por ciento de las importaciones de crudo pesado en 2017 y cerca del 10 por ciento en 2018, de acuerdo a cifras del Departamento de Energía estadounidense. En marzo de 2019, las refinerías de EEUU comenzaron la sustitución de petróleo venezolano por BP y Shell, las dos productoras más importantes en el Golfo de México. Simultáneamente, una serie de apagones eléctricos afectan a toda la nación y parte de la trama urdida o explicada desde Miraflores señala a República Dominicana como epicentro de una conspiración. Jorge y Julio se dan un abrazo. Los medios de comunicación venezolanos proponen una quiniela al radioescucha: incendio en el Guri, recuperación del fluido eléctrico y, posteriormente, ciberataque de los yanquis que han conspirado con 4 grandes empresas petroleras para, tras sabotaje, ceder una mil millonaria cantidad de dinero a quien debe imponerse como antagonista –a la medida- en la trama impulsada por los medios “oficiales”, quienes se publicitan como los “buenos” de la película: Un senado intergaláctico condujo una serie de objetos voladores no identificados hacia los cielos barquisimetanos y guayaneses. Cayó un pedazo de la estrella de la muerte. Darth Bolton, John Vader. Orson Welles y la Guerra de los Mundos en transmisión radiofónica. ¿La producción de petróleo venezolano caerá hasta situarse debajo del millón de barriles? Cinismo lumpenburgués con lenguaje enajenado colonizado mientras impulsan la decolonización en una mesa de diálogo con güisque, damas de compañía y burundanga. Que nadie se equivoque. Se trata de un guion joligudense para desfalcar a un pueblo asediado por una dirigencia política que ha pactado porque teme un nuevo Caracazo. La película te la montás vos. El péndulo de Foucault.
Desde el Primer Encuentro de Cine Nacional en Ciudad Bolívar en 1966, a la aprobación de la Ley de Cinematografía Nacional en 1993 pasan 27 años. El mismo tiempo que duró la dictadura gomecista. Ésta ley se basó en documentos redactados por la administración y gerencia empresarial de Bolivar Films por lo que el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía siguió más o menos criterios empresariales y conductas ya conocidas. Sin embargo, toda la política cinematográfica del país cambia notablemente con la asunción del Comandante Hugo Chávez Frías al poder. Durante su gobierno se vivió una época inédita porque con él, el ejercicio de la cinematografía dejaría de ser “un ejercicio intermitente, una suerte de ilusión del arte, para convertirse en una política de Estado, un objetivo de gobierno, una de sus metas emblemáticas”. Para Hugo Chávez, el cine “es la bandera de la resistencia y de la construcción de la soberanía” identitaria. (De Miranda, N. (2012) pp 516 – 517). Para esos años se llevó a cabo un mayor proceso de realización y se intensifico la actividad hasta alcanzar una mayor democratización del espacio audiovisual. Con Chávez se había iniciado un proceso de cambio de mentalidad y visión histórica: se crean las condiciones, se intensifica la proyección de películas, la difusión del cine nacional y el cine de las periferias llega al público venezolano y no a una cerrada élite como antaño. Se pretendía liberar mentes. Se incentiva el proceso creativo para hacer frente a la maquinaria joligudense incluso desde la pantalla chica, abriendo el compás para la difusión de ese cine que nadie ve.
10 años después de la creación de la Ley de Cinematografía -en 2004- se crea el Ministerio de la Cultura: Es sólo a partir de este momento que comienza a contarse con un presupuesto propio y administrado siguiendo las líneas que en materia de cultura emana el ministerio y la misma Presidencia de Hugo Chávez. Se convoca a un gran Congreso Nacional de la Cultura para consultar a la población sobre qué políticas debe implementar el estado en dicha materia. Incluso se realiza un Censo de Patrimonio Cultural de la Nación que permitió inventariar los bienes patrimoniales de nuestra población, saldando así una deuda de 500 años con nuestros ancestros. Amazonia Films -creada ese mismo año- es la encargada de garantizar el acceso a la cinematografía alternativa diversificando así la oferta audiovisual, además de representar el cine venezolano en el exterior. La Red Nacional de Salas de Cine -a cargo de la Fundación Cinemateca Nacional y creada también en el 2004– se consolida poco a poco como el espacio de alternativa cultural del país: en ésta Red de Salas -presentes en todo el territorio- se proyectarían películas que rompen con el esquema de la payola dirigida por los grandes centros empresariales del mundo. Se firman convenios con Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y la antigua Compañía Anónima de Administración y Fomento Eléctrico (Cadafe) para impulsar las salas culturales administradas por dichas instituciones.
Para el 2006 se establecen 30 salas de cine bajo éste esquema de proyecciones. Si bien el esfuerzo es mínimo, en comparación al mercado de las grandes salas, ésta política cultural impulsada desde el ministerio -firmemente enmarcada en el Plan Nacional Simón Bolívar- desembocaría en la reforma de la Ley de Cinematografía Nacional, promulgada el 1 de febrero de 2006, y que incluye protección y nueva reglamentación sobre entes que rigen en materia de producción, realización, distribución, exhibición y difusión de obras en la nación. Se impulsaría desde entonces estímulos en materia de exoneración de impuestos para aquellas empresas y firmas que invirtiesen en coproducciones de la cinematografía nacional. Estos estímulos irían desde un 25% a un 100% de exoneración. A partir de ese año obligatorio por ley proyectar cine nacional en un 20 por ciento de las salas comerciales: aunque esto no se cumpla hoy día, está en la ley y es vigente. También, por esta reforma, el 3% del valor de la entrada iría destinado al Fondo de Promoción del Cine, quien a su vez los dirigiría, por ley, a programas de financiación, formación y estímulo a la producción cinematográfica. A pesar de que sigue siendo poco, se impulsó - desde ese año - el Registro de la Cinematografía Nacional para todos aquellos vinculados a éste sector: exhibidores, distribuidores, televisoras de señal abierta, casas productoras, empresas de televisión por suscripción, y de venta y alquiler de películas deberían hacer obligatorias contribuciones por la reforma de ley. Se crea el Laboratorio del Cine y el Audiovisual de Venezuela, centro de creación y reflexión con talleres y Centro de Documentación y Formación con múltiple literatura especializada en cinematografía y recursos audiovisuales relacionados al tema, aunque centralizado, lamentablemente.
El 3 de junio de 2006 se inaugura la Fundación La Villa del Cine, que en sus inicios se dedica a la producción y posproducción audiovisual, con opción a transfer de video y sonido de calidad por contar con infraestructura física y tecnología de punta: dos estudios de 400 m2 y equipamiento tecnológico de alta calidad para cine y televisión, además de estudios para posproducción de imagen y sonido: El Comandante Chávez comprendía que el “fortalecimiento de nuestra identidad no puede pasar por la concentración y transnacionalización de los capitales, como está ocurriendo ahora, sino por el mejoramiento creciente de la calidad de vida de las grandes mayorías, mediante la socialización de la riqueza.” (Colombres, A. (2004) pp 34).
Al crearse la Plataforma del Cine y los Medios Audiovisuales se pretendía desarrollar el cine como industria cultural para ejercer soberanía desde el arte, del arte y la cultura. Aunado a esto se crearon nuevas carreras en Universidades tradicionales y otras casas de estudio fueron abiertas, como el caso de UNEARTE. Chávez lo planteaba de este modo al inaugurar la Villa del Cine: “Los ocho estudios más grandes de Hollywood se reparten el 85% del mercado mundial de cine y ocupan el 98% de la oferta en América Latina.” De allí que se crease el programa de formación CINE EN CURSO, coordinado por los gabinetes de cultura de cada estado como un programa dedicado a la información, divulgación y capacitación de las comunidades. Se partía de la noción de comunitarismo como afán de identificar el bien individual como el bien de todos, y viceversa, de modo que cada participante realizase con la comunidad el quehacer audiovisual y no a expensas de ésta, para poder así mejorar las condiciones de la misma. La concepción comunitarista del cine de éste proyecto, lamentablemente, no fue del todo entendida y muchas “groseras apetencias de poder político y económico que no perseguían en verdad un Estado ideal, sino tan sólo prolongar la existencia de ese poder o incrementar privilegios”, hicieron mella en la política cultural emanada del Proyecto Nacional Simón Bolívar. La imposición torpe de mediocres formas de gerencia en materia cultural, el menoscabo lento y continuado de los nexos populares y la participación activa de la población en minusvalía, todo ello disfrazado bajo “retóricas patrioteras” que no reconocen la existencia del pueblo para ponerse a su servicio, la actitud ladina y oportunista del burocratismo cultural heredado de la cuarta y fortalecido con nóminas engrosadas, fueron destruyendo y desprestigiando el proyecto impulsado por el Comandante Chávez en materia cultural, dejando a la población huérfana y a merced del ataque despiadado de la cultura de masas propugnada desde los centros financieros del poder hegemónico global, como se visibilizó notoriamente en la campaña electoral CHAVEZ CORAZÓN DE PUEBLO, una campaña sin valores ni principios que subrayaba el bombo y el platillo tras ritmos tropicales de moda ubre que perseguía llenar los bolsillos de publicistas brasileños y destruir la imagen construida en torno al Comandante Chávez en campañas anteriores: mecanismos lógicos posmodernos que llevan, por ejemplo, a crear un complejo ecoturístico – ECOINN – talando, previamente, un bosque de árboles frutales centenario con la desaparición de la fauna y flora autóctona. Bochinche. O la extinción del bosque que circunda el campo de batalla bicentenario para –quizás- ampliar el estacionamiento del aeropuerto. ¿Qué pasaría con la Quebrada que atraviesa mi pueblito? ¿Se convertiría en un nuevo Guaire? O se secaría.
- - Póngase un poquito del Sr.Mendez.
- - Sí, ese pana suyo que canta del río bellísimo.
Estos mismos mecanismos posmodernos disfrazan la conducta institucional de ciertos líderes políticos que, desde el Estado “lejos de librar una lucha firme en defensa de los bosques y demás recursos naturales, (…) hoy se bate(n) en retirada en todos los campos en los que la sociedad le(s) habían asignado funciones fundamentales”, mostrándose inclinados a “realizar concesiones que se traducen en una destrucción de los mismos” – caso Arco Minero del Orinoco –. Aunque “a veces la movilización de los sectores populares afectados lo compulsa a actuar contra los intereses de las grandes empresas y a paralizar proyectos cocinados en la sombra” o en la oscurana de los apagones. (Colombres, A. (2004) pp 71).
¿Será esa la razón por la cual desaparecieron los Talleres de Realización Audiovisual Comunitaria y las Unidades de Producción Audiovisual Comunitaria, junto con los talleres de formación de facilitadores, de apreciación cinematográfica, de realización audiovisual para niñas, niños y adolescentes? ¿Qué pasó con el Sistema Nacional de Culturas Populares, ese espacio estratégico diseñado por Hugo Chávez para enlazar la institucionalidad con las bases? ¿Y la Misión Cultura? ¿No fue más que un ejercicio de retórica que anuciaba la tortura con afiches y homenajes sobre los desaparecidos de la cuarta república? ¿Terminó siendo propaganda para crear un eslogan pegajoso como ese tan cacareado del “nosotros otros” porque “así somos”? ¿Un carnet de la repartición de plata y afiliación a un movimiento político que buscaba dividir al Partido de la Revolución y socavar las bases organizadas de la población porque las masas no deben luchar por un presidente sino por una constitución porque es intelectualmente más prometedor y pone de manifiesto un avance democrático? Patricio Lumumba y los belgas. Los publicistas de CAUSA y el partido PODEMOS en la Comuna El Maizal. Thierry Tv. O Vincent Chanzá persiguiendo indiecitas en el barrio. El péndulo de Foucault.
Porque no se trata de folklorizar nuestras raíces, sino crecer desde ellas. El mestizaje no será antítesis del proyecto civilizatorio emergente si éste se entiende no como tabula rasa, sino más bien como antropofagia. Porque muchas culturas aún llamadas primitivas damos lecciones diarias. Si no cree, fíjese en las disímiles conductas de todos nuestros compatriotas durante el pase de suiche de corriente eléctrica a nivel nacional. Porque revolución y tradición no son términos excluyentes. Porque se pueden revitalizar las estructuras de nuestros imaginarios reconociéndonos en la mirada. Provocar la guerra de imágenes desde una alianza ofensiva que parta de proyectos autogestionados y comprendiendo que hay que “destruir ese pensamiento único que marcha en contra de las conquistas éticas de la humanidad y carece de nivel crítico, al igual que la cultura de masas de la que se vale para imponerse,” y que, además, no se puede “aceptar las tesis globalizadoras en lo político y económico y defender a la vez un modelo cultural propio”, como hace cierto sindicalista cabillero que entrega las reservas naturales del corazón del mundo a una banda de especuladores que no piensa más que en hacer dinero esperando el desbloqueo constitucional,
“actividad desprovista de sentido en la que se pretende convencer a quienes no tienen ya convicciones ni ideales, sino una marcada aspiración a un bienestar personal creciente y desligado de toda ética, pero que simulan no obstante ser ciudadanos preocupados por el bienestar común y la defensa de los valores sociales.” (Colombres, A. (2004) pp 98 -102).
El disfrute y activación de la cultura ya no es tan igual para todos en Venezuela. El salario mínimo de “medio petro” vigente a partir del 15 de enero de 2019 sólo tiene un poder adquisitivo real de un 5% de la Canasta Alimentaria para el grupo familiar, mientras el poder adquisitivo del salario mínimo, incluyendo ticket de alimentación, es del 5,5%. Ten presente esto: Todo gobierno considera al cine, no un espectáculo individual, sino una extensión de los negocios: Cineasta Productor Asociado: Documental Local Propaganda. No seas un cánido cándido de Napo barriobajero aspirando a la alta sierra del contry.
Preguntaba Rufino Blanco Fombona al país sin memoria de sus constantes dolores de cabeza, por allá por el año 1902 sobre “qué garantizaría mejor nuestro porvenir: el ideal de mancomunidad de continente e instituciones republicanas, o las afinidades de raza, y la homogeneidad de cultura latina. Cada uno tiene sus personales simpatías, por supuesto; pero simpatías no son razones. Demás de que ante el beneficio máximo de la comunidad debe sacrificarse todo”. Pero, escribiendo este texto a la carrera, sólo pienso en si me dará tiempo de terminarlo antes del próximo apagón. “No actúes: Piensa”, diría Slavoj Zizek. Pienso: La legión británica en Angostura en 1819. “The gold took more lives than uranium, than polonium: Pandemonium”. Urdaneta en la República de Florida. Orlando. Rafael encabezó los actos funerarios cuando volvió Bolívar, en un acto proselitista de Páez que buscaba reivindicarse con todos los llaneros a quienes les había cogido sus tierras. El negro Zamora detrás de cámara se ríe. Sería más visible si no fuera tan negro.
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