Para todos los valientes del personal de salud
en los pasos fronterizos
«Nos preocupa como científicos que se
nos persiga y señale por un informe técnico cuyo objetivo es el de contribuir
al mejor manejo de esta pandemia»
Academia Nacional de Ciencias
Naturales, Venezuela
I
Un
 servicio puede definirse como el conjunto de acciones dirigidas a 
satisfacer necesidades de alguna índole particular o colectiva. Desde 
este punto de vista, un servicio de salud debe estar orientado a dar 
respuestas en este ámbito, tanto en los aspectos curativos como 
preventivos, y el mismo estaría direccionado según el tipo de sistema de
 salud al que da respuesta. En este sentido, el servicio
 de salud es el que está en contacto directo con los ciudadanos, lo que 
cumple con el binomio productor-consumidor presente en la producción de 
cualquier servicio, ya que al ser un "bien intangible", el mismo no 
puede almacenarse y el "producto" se genera durante esta interacción. Es
 por ello que si un servicio no se usa, pierde su capacidad de 
respuesta, y por lo tanto no puede valorarse sino en el momento en que 
es recibido por los ciudadanos, quienes determinan la calidad del mismo.
El
 objetivo fundamental de los servicios de salud es proveer las acciones 
necesarias para proteger o mejorar el estado de salud de la población en
 general; es así como la producción de estos servicios, es un proceso 
complejo en el cual interactúan recursos de diversas índoles con el 
propósito de ofrecer acciones concretas que tengan impacto sobre el 
estado de salud de la población a la cual está dirigido.
 La efectividad de la combinación de dichos recursos de tipo cognitivo 
(conocimiento, tecnología), físico (edificios, materiales, suministros, 
equipos, etc.), financiero y humano, cuya efectividad también dependerá 
de otros recursos disponibles y factores organizativos, como la división
 y organización del trabajo (definido por leyes, contratos, acuerdos, 
tradiciones) , el marco jurídico-administrativo para la producción y 
distribución de servicios, el sistema de incentivos (la forma, el nivel y
 la estructura de remuneración y pago) y el sistema de capacitación e 
investigación. La administración de estos recursos determinará la 
calidad de los servicios de salud y la percepción de la misma como 
eficaz por parte de los usuarios.
La
 administración del sector salud consta de políticas, programas y 
procedimientos nacionales a través del cambio de las prioridades, leyes,
 reglamentos, estructura administrativa y organizativa y ordenación 
financiera del sector salud cuya planificación – idóneamente -  busca el
 acceso, la equidad, la calidad, la eficiencia y/o la sustentabilidad 
del sector.
La
 verdad sobre los indicadores y el proceso administrativo de servicios 
del sector salud es variable y extraordinariamente relativa. Siempre 
dependiente de las narrativas comunicacionales impuestas por las 
instituciones gubernamentales o quienes se opongan a las mismas, las 
estadísticas no revelan con exactitud el nivel del impacto de las 
políticas del sector salud sobre la población por ser las mismas
 resultados de manejos inhumanos, condicionalmente “objetivas”, muchas 
veces amañadas para garantizar cierta “coherencia” en mensajes 
contextualizados en coyunturas electorales. 
Cuando
 se interpretan los indicadores por comparación - por ejemplo, 
porcentaje de financiamiento del Estado asignado a la medicina 
preventiva y porcentaje de servicios prestados por el sector privado – 
puede llegarse a conclusiones equivocadas o sesgadas sobre el desempeño 
del sistema de salud pública de una nación – ya sea en sentido negativo o
 positivo – puesto que inevitablemente se presentarían variaciones “de 
acuerdo al punto de partida” de cada análisis comparativo de datos: Si 
se estudian los alcances de las reformas planteadas en el sector salud 
en determinado país, o los logros de las medidas tomadas por una 
administración en el diseño preventivo frente a una emergencia sanitaria
 - como la planteada actualmente debido a la pandemia SarsCov2 (COVID19)
 – podrían presentarse como públicos “esfuerzos” privados.
La
 producción de servicios se caracteriza por ser de carácter público y 
privado. Los servicios públicos de salud pertenecen al Ministerio del 
Poder Popular para la Salud, ente rector en salud del Estado y al 
Ministerio de Educación Universitaria. El sistema de salud de Venezuela 
está conformado por un sector público y un sector privado. El sector 
público está constituido por el Ministerio del Poder
 Popular para la Salud (MPPS), los organismos de salud descentralizados y
 las instituciones de la seguridad social, principalmente el Instituto 
Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), el Instituto de Previsión 
Social de las Fuerzas Armadas (IPSFA), el Instituto de Previsión y 
Asistencia Social del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes 
(IPASME), Petróleos de Venezuela (PDVSA) y universidades.
El
 sector privado está constituido por quienes prestan sus servicios a 
cambio de pago directo y por compañías de seguros de salud. El MPPS es 
financiado con recursos del gobierno central, estados y municipios. El 
IVSS es financiado con cotizaciones patronales, cotizaciones de los 
trabajadores y con aportes del gobierno. Ambas instituciones cuentan con
 su propia red de atención ambulatoria y hospitalaria.
 El IPASME, IPSFA y las universidades es financiado con aportaciones de 
los empleadores y de los trabajadores. También cuentan con su propia red
 de establecimientos para atención ambulatoria, pero contratan los 
servicios de hospitalización principalmente con el sector privado, a 
excepción del IPSFA que cuenta con su red de hospitales. Las empresas 
públicas como Petróleos de Venezuela (PDVSA) contratan servicios 
privados de salud. El sector privado es financiado con el pago directo 
de los usuarios al momento de recibir los servicios o a través del pago 
de primas de seguros de salud. La atención se ofrece en consultorios y 
clínicas privadas.
Los
 problemas del sistema de atención de salud de la nación involucran a 
muchos actores, instituciones y partícipes. Aunque en su mayoría son  de
 carácter técnico, las soluciones requieren mucho más que sólo aplicar 
respuestas técnicas: es un proceso preeminentemente político donde sus 
actores fluctúan desde sistemas que se basan totalmente o en gran medida
 en servicios de salud financiados y prestados
 por el estado; sistemas mixtos estatales, de seguridad social y del 
sector privado; organizaciones mixtas gubernamentales y no 
gubernamentales y sistemas del sector privado con fines de lucro; y los 
sistemas mixtos estatales y desarrollados del sector privado.
II
Los
 principales ítems de discusión o que estimulan el debate en torno a la 
administración de la salud en una nación son los siguientes:
• Aumento del acceso a los servicios de salud (prestación del servicio).
• Eficiencia y rentabilidad de los servicios (planificación y finanzas e instituciones de investigación).
• Equidad (salud pública).
• Mejora en la calidad, condición de la salud y tasa de mortalidad globales sin consideraciones de costo.
• Sustentabilidad de programas y proyectos relacionados al sector salud.
• Acceso a una mejor atención de salud a bajo costo.
Para
 poder lograr el desempeño eficaz de estos servicios, se debe llevar a 
cabo una gestión que garantice que esta  producción sea sustentable en 
el tiempo y que tenga la calidad esperada. Es decir, la administración 
de estos recursos, la gestión de los servicios de salud tiene cuatro 
funciones básicas: 
 
• Planificación: definición de objetivos y estrategias.
• Organización: orientada al cumplimiento de los objetivos.
• Control: permite la evaluación de las medidas planificadas, su revisión y rectificación en caso necesario.
• Información: como herramienta imprescindible para el desarrollo de todo el proceso.
• Planificación: definición de objetivos y estrategias.
• Organización: orientada al cumplimiento de los objetivos.
• Control: permite la evaluación de las medidas planificadas, su revisión y rectificación en caso necesario.
• Información: como herramienta imprescindible para el desarrollo de todo el proceso.
Se
 plantea la gestión de recursos humanos como todas las actividades y 
aspectos administrativos relacionados con el trabajo de las personas en 
una organización. Esta dimensión de gestión se refiere a acciones que 
favorecen la creación de condiciones laborales que ayuden a los 
proveedores de servicios a producir servicios de calidad. Son acciones 
de naturaleza variable que denotan una actitud general
 de disposición a ayudar a las personas a hacer su trabajo en beneficio 
de la organización con  una gerencia que les respeta y reconoce el valor
 de su  trabajo. 
El
 reto más importante de la planificación de recursos humanos para la 
salud es apoyar  la estrategia de atención primaria a la que los 
gobiernos de muchos países se comprometieron en Alma-Ata desde 1978, y 
con la meta de “salud para todos en el 2000” de la OMS. La planificación
 de recursos humanos para la salud —así como de otros recursos— debe 
considerarse como un ejercicio técnico-político. Es necesario tomar en 
cuenta las características del sistema político, incluido el papel que 
juegan diversos actores sociales, para poderla llevar a cabo. Uno de los
 problemas más importantes de la planificación es quizás verla como un 
ejercicio puramente técnico-racional, cuando el componente político es 
determinante y juega un papel fundamental. Además, la planificación del 
conjunto de recursos humanos en el campo de la salud se confirma como un
 ejercicio sumamente complejo de llevar a la práctica, ya que involucra 
una serie de valoraciones frecuentemente ajenas a la racionalidad 
(económica), que modifican los patrones de distribución de los recursos 
disponibles.
En
 general, las promesas de cada proyecto político presentado previamente a
 cada campaña electoral – y en la actualidad -  se exponen así: “Por 
tanto, nos enfocaremos en nuestras metas principales: primero, crear un 
mejor sistema de servicios por niveles ofreciendo servicios multiniveles
 para ancianos discapacitados; segundo, actualizar el sistema de 
servicios de transporte público exclusivo de la
 urbe y zonas aledañas para ofrecer una atención de calidad a todas las 
edades, pero sobre todo a nuestros abuelos; tercero, crear o mejorar el 
sistema de gestión inteligente… etc”. Sin embargo es valido preguntarse 
¿cómo pueden medirse los niveles de calidad de vida y el impacto de las 
políticas públicas en el sector salud, por ejemplo, si los indicadores 
se “estudian” en base a las promesas hechas durante las campañas 
electorales y se amañan las cifras de dichas estadísticas? 
La
 Organización Mundial de la Salud, en ese sentido, declara dedicar 
esfuerzos a desarrollar esquemas conceptuales que permitan evaluar la 
descentralización del sistema de salud de las naciones con el uso de 
indicadores que responden exclusivamente a lo que convenga a quienes 
aportan los fondos para sostener dicha organización: principalmente los 
países miembros del G8, principales inversores y financistas de los 
programas de investigación, dentro de los cuales se encuentran las sedes
 de las más importantes farmacéuticas del planeta.
 De
 este modo, cuando se habla de reformar el sector salud de un país se 
habla de mejorar el acceso a un sistema de salud de calidad, 
comprendiendo por calidad aquellos servicios de salud que dependen 
exclusivamente de la inversión del sector privado, los cuales son 
equitativos pero en la distribución de la miseria puesto que sus 
"acciones" provocan deficiente calidad en los servicios públicos de salud
 debido a la emigración del personal médico hacia "zonas de mayor 
rentabilidad" (Caso Dr. Valerio en POR ESTAS CALLES), insuficiente 
financiamiento gubernamental, uso ineficiente de los recursos 
disponibles aunado a asignación inadecuada de los recursos para 
servicios de salud eficientes en función de los costos (por ejemplo, 
cuando insumos de los servicios estatales aparecen en almacenes de 
clínicas privadas), falta de incentivos para los trabajadores del sector
 salud dependientes de las nóminas del Estado para proporcionar 
servicios de calidad, reglamentaciones inadecuadas o barreras poco 
apropiadas para una prestación de servicios sumado a la distribución no 
equitativa de los recursos entre la población pobre y la más acomodada. 
Si
 bien es importante otorgar exenciones tributarias para bienes básicos 
de salud  importados que permitan el ejercicio de la medicina, dichas 
exenciones no deben ser otorgadas para quienes ejercen la medicina 
privada puesto que esto no garantiza la mejora de la calidad de vida de 
los ciudadanos de una nación: Los estudios de ciertos indicadores 
apuntan, por ejemplo, a fortalecer la concesión de licencias y 
certificados de aptitud y competencia en aras de intensificar la 
presencia del ejercicio de la medicina privada y el pluriempleo del 
personal de salud pública para facilitar la implementación del negocio 
de la venta de seguros de salud a las instituciones gubernamentales y 
empresas, negocios siempre prestos al cobro mensual y nunca claros en 
cuanto a reglamentaciones estatales se refiere.
III
La
 crisis actual del coronavirus ha puesto en evidencia las graves fallas 
estadísticas, el mal manejo o manejo conveniente de indicadores y la 
potencial catástrofe porvenir. 
 Los
 retrasos en los exámenes de despistaje del COVID19 – centralizados y 
controlados como debe hacerlo todo gobierno RESPONSABLE - muchas veces 
tardan hasta tres días y la ciudadanía no puede o no sabe o no quiere 
pensar que el período de incubación del virus es de 7 a 10 días. 
 Se
 han impuesto obligatoriamente tres líneas narrativas a lo interno de la
 nación venezolana que son incansablemente repetidas por todo el 
personal de salud en nómina del Estado:
- - TODO ESTÁ BAJO CONTROL: “Hemos aplanado la curva de contagios”.
 - - LOS CASOS SON IMPORTADOS: “El riesgo viene de afuera y está siendo planificado por los enemigos de la nación”.
 - - LAS ZONAS DE MAYOR RIESGO ESTÁN EN LAS FRONTERAS: La ciudadanía disgregándose sin control alguno junto a la flexibilización de la nunca e imposible de acatar cuarentena obligatoria han sido causal de la multiplicación de casos en las principales ciudades del interior del país. Ésta flexibilización sin acompañamiento ni vigilancia en las calles ha provocado un caos que acelerará, sin duda alguna, la aparición de nuevos casos de contagio comunitario en las estadísticas oficiales, “aparición” que no podrá ya silenciarse ni justificar con la narrativa del enemigo foráneo. A menos que, claro está, ese "enemigo foráneo" ya tenga agentes "trabajando" en los asuntos internos del Estado. Sospéchar de esto es tarea de todos.
 
El
 13 de marzo, el mismo día que se confirmó en cadena nacional la 
existencia de dos casos de contagiados por coronavirus a través de todos
 los medios, el Satélite Simón Bolívar salió de su órbita para 
convertirse en chatarra espacial. La información que llegaba a los 
hogares venezolanos a través del sistema de medios públicos conectados 
en CANTV SATELITAL  dejó de funcionar y toda la señal del SIBCI
  pasó al INTELSAT14 a partir del 24 de marzo. Así, sólo un tercio de 
los televisores de la nación recibían información actualizada sobre el 
curso de la pandemia en el país y la misma sólo sería emitida en amplio 
espectro a través del canal TVEs o VTV. La señal de otros medios como 
Venevisión, Globovisión y Televen no se recibe apropiadamente y es por 
todos conocidos la interrupción de las “funciones de transmisión” de 
DIRECTV en el país, cadena de comunicaciones perteneciente a la familia 
Cisneros, aliados económicos del actual gobierno venezolano. 
El
 cerco informativo a la población venezolana es acompañado por un 
discurso oficial que pregona estar "abierto a opiniones divergentes para
 sacar lo mejor del diálogo consensuado y lo mejor de la patria, así 
como también estimular a lo mejor del personal y funcionarado de los 
servicios de salud pública porque lo que debe buscarse en momentos 
coyunturales como estos es la unidad para poder recuperar la salud de 
nuestro querido pueblo, sobre todo la de los hombres, mujeres y niños 
más necesitados". Éste discurso es, a su vez, siempre relativizado por 
comparación con el estado de crisis de países vecinos como Brasil y 
Colombia y el manejo de la salud que desde países como Chile, Ecuador y 
Bolivia hacen sus correspondientes gobiernos de “derecha”. El
 cerco informativo, por tanto, es fortalecido con la descalificación 
constante a toda crítica que advierte sobre las posibles consecuencias 
del manejo sesgado de la comunicación en torno a lo que afecta a toda la
 población de la nación.
El
 23 de mayo se anuncia oficialmente que en el país ya existen más de mil
 contagios. A partir del 30 de mayo, el SIBCI se ha comenzado a 
transmitir a través de ARSAT2, satélite argentino para TDA, que ha hecho
 disponibles canales como VTV, TVes y teleSUR incluso a los estados 
fronterizos, los más afectados según estadísticas oficiales en la actual
 pandemia. El 16 de junio muere el primer médico venezolano
 como consecuencia del COVID19: un epidemiólogo zuliano llamado Samuel 
Viloria y para el 18 de junio ya son más de 3300 contagiados en toda la 
nación, según cifras oficiales. Éste aumento en el número de contagios 
son justificados en la narrativa de los medios estatales “por la falta 
de conciencia social”.
La
 Administración gubernamental ha aplicado medidas de flexibilización que
 comprenden la activación de 25 sectores económicos pero que, según 
comunicados oficiales, no cumplen con la serie de medidas higiénicas y 
de distanciamiento social propios de la situación de emergencia. Para el
 aparato de propaganda del gobierno actual toda la responsabilidad 
reside en el pueblo. Las medidas tomadas vía decreto contemplan la 
vigilancia sanitaria de espacios de gran movilidad o posible 
concentración: bancos, mercados, locales comerciales, bulevares, 
avenidas principales, paradas y unidades de transporte público. El 
distanciamiento social ha dejado de cumplirse desde hace muchos días y 
la cantidad de individuos que ya no usan el tapabocas en circulación 
aumenta.  El sistema de salud venezolano no se ha educado en higiene, 
sobre todo los últimos 8 años. Esto se debe a la falta de inversión del 
actual gobierno en el sistema de medicina preventiva llamado BARRIO 
ADENTRO, con el épico personal cubano, ya curtido en trabajar sin quejas
 en condiciones adversas para un verdadero y sano ejercicio del servicio
 médico incluso a nivel preventivo, puesto que sufrió y padeció un 
verdadero brutal bloqueo imperialista y la Ley Helms Burton.  De este 
modo, las cifras presentadas por el personal  de los Centros de 
Diagnóstico Integral (CDI) distribuidos  en toda la nación, se adaptan a
 las condiciones impuestas por la narrativa oficial. 
 En
 éste contexto, es difícil para el ciudadano venezolano confiar en las 
cifras estimadas de afectados por la pandemia en la nación, sobre todo 
si observa en cadena televisiva la inobjetable obesidad de los 
interlocutores. Por tanto, la respuesta del peatón a las medidas 
preventivas no puede ser otra que la indiferencia: No hay un manejo 
confiable de las cifras y la información que se divulga tiene la 
apariencia del maquillaje de una geisha.
Para
 ilustrar el estado actual de la situación es importante destacar las 
condiciones de la población adulta mayor, “tradicionalmente” la de mayor
 riesgo en circunstancias similares. Debido a la aplicación de medidas 
de "austeridad" propias de gobierno de corte derechista donde el 
comercio y el “equilibrio económico para unos pocos” priva por encima 
del derecho humano a la salud, los ancianos constituyen
 el sector de la población con mayor vulnerabilidad: una abuelita, por 
ejemplo, podría a duras penas llegar a un CDI y, a pesar de ello,  su 
condición no estaría necesariamente ligada a la sintomatología propia 
del coronavirus sino al cansancio con desvanecimiento producto de las 
largas horas que tuvo que pasar a la intemperie para cobrar la pensión o
 solventar algunos trámites puesto que en condiciones como las presentes
 una persona mayor difícilmente acatará recomendaciones sanitarias. El 
anciano paga la indiferencia estatal con la misma moneda. ¿Quién puede 
culparlo? 
 Pero
 ejemplifiquemos aún con mayor detalle: Un docente jubilado que bajo las
 actuales condiciones económicas de la nación está condenado a vivir de 
la ayuda y las limosnas de familiares y amigos, que trabajó durante 25 
años y cuyas prestaciones sociales fueron canceladas cuando ya no valían
 nada puesto que las mismas medidas de corte neoliberal que el actual 
gobierno implementa pulverizaron las mismas, de pronto ve que se le ha 
dejado de pagar su pensión laboral puesto que no ha presentado papeles 
de verificación de fe de vida. ¿Cómo podría presentar verificación de fe
 de vida una persona de la tercera edad en las actuales circunstancias 
donde se le exige a estos ciudadanos que trabajaron toda su vida para 
levantar y sostener la nación quedarse confinados en casa por pertenecer
 al grupo de los más vulnerables? ¿Se cancelarán los salarios y 
pensiones con intereses de mora de acuerdo a lo establecido en el 
artículo 92 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela o
 se violará también éste artículo como se hace con el artículo 91 de la 
Carta Magna?
Para
 especificar o ejemplificar las condiciones de los servicios de salud, 
también valdría mencionar que con el actual salario – el cual ronda los 
800 mil bolívares – es imposible alimentarse adecuadamente para hacer 
frente al COVID19 con un sistema inmunológico resistente. ¿Alcanza el 
seguro médico de un docente universitario de 10 millones de bolívares 
para gastos y  2 millones de bolívares para
 funerales? ¿Querría acatar una persona de la tercera edad el llamado a 
clases que el ministerio de educación de éste país hace al personal 
docente jubilado? ¿Querría acatar algún médico de éste país el llamado 
que hace el gobierno actual a incorporarse a la lucha contra el flagelo 
pandémico que nos amenaza cuando ni alimentar con dignidad a sus hijos e
 hijas, sin mencionar a sus padres y madres, puede? ¿Qué pensará el 
oficial de policía o el soldado raso de éstas situaciones a las que ya 
se niega a hacer frente?
Porque
 sí, la Revolución Bolivariana vino de las entrañas del pueblo 
invisibilizado y planteó una sociedad diferente, creó instituciones, 
democratizó el conocimiento, abrió las alamedas de la participación 
protagónica en los asuntos del estado, pero nunca cambió la estructura 
anquilosada del mismo, estructura que sigue siendo una máquina de hacer 
dinero para unos pocos, una aplanadora que se alimenta
 de la desgracia de la inmensa mayoría del pueblo venezolano. ¿Será 
suficiente cambiar las variables e indicadores para la refundación de la
 República? ¿Índice de Desarrollo  Productivo para la Dignificación 
Social y sus 28 nuevas variables porque avanzamos hacia la nueva 
normalidad relativa, protegiendo la salud, la vida y la economía, 
elevando la conciencia venezolanista y humanista? ¿No es eso lo que dice
 ahora la narrativa propagandística en un mensaje de celular con tu 
número de cédula? ¿Llegó el bono?
Cuando escribí éstas líneas en junio mucho quería cuidarme de no usar un lenguaje impregnado de pesimismo. Pero cómo ya puede evidenciarse, las medidas fueron inadecuadas, la curva no se aplanó y la segunda oleada - a todas luces provocada por el levantamiento irresponsable de una cuarentena con acompañamiento casi nulo - amenaza con aplastar moralmente al bravo pueblo venezolano. El número de contagios ha pasado en menos de un mes de 3300 contagios - según cifras oficiales - a más 13 700 contagios. Panorama conveniente para una administración gubernamental que ha perdido la brújula de un barco que no ha parado de hacer aguas en medio de una fosa negra oceánica. ¿Qué piensan nuestros padres y abuelos de todo esto que hoy nos embarga? En palabras de Walter Benjamin (ONIROKITSCH, 1925):  "...la sentimentalidad que nuestros padres a veces destilan es precisamente buena para forjar  la  imagen  más  objetiva  de  nuestra  manera  de  sentir.  Lo  difuso  de  sus  palabras  se  contrae para nosotros de manera amarga como la hiel en una crispada figura enigmática; el  ornamento  de  la  conversación  llega  a  estar  lleno  de  íntimos  entrelazamientos.(...) " ... Y digo, aunque a veces surgen malentendidos, ese "..ritmo con el cual la única verdadera  realidad  se  abre  paso  en  la  conversación...", algo claro emerge en la conciencia colectiva común a todos los ciudadanos de ésta nación : Sí, la suciedad es el elemento vital de los funcionarios que suben y bajan las escaleras sólo para ensuciarlas.  ¿Votamos? ¿Valdrá la pena en un país en 
permanente vigilancia represiva?





























